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Añelo aplicó un estricto bloqueo en todos sus accesos para evitar el contagio del COVID-19. Pese a ser depender del mercado hidrocarburífero sólo permiten el acceso de los residentes.

La pequeña localidad de Añelo era antes del boom de Vaca Muerta un pueblo donde el tiempo avanzaba lento y las principales producciones eran agrarias, cuando el nivel del río así lo permitía.

La revolución shale le cambió radicalmente la vida a cada uno de sus habitantes e hizo que multiplique reiteradas veces su población en un puñado de años, para pasar de 2000 a 8000 habitantes.

Pero la pandemia del COVID-19 volvió a cambiar la vida cotidiana de los añelenses. La localidad se blindó y aisló como una isla en la estepa petrolera, para evitar que los operarios ingresen a sus comercios. El miedo, a fin de cuentas vale más, y es que temen que algún trabajador de la industria pueda llevar la enfermedad a una ciudad que hasta hoy está libre de coronavirus.

El intendente Milton Morales extremó los recuados en la víspera de la primera flexibilización de la cuarentena, cuando se esperaba que en los yacimientos petroleros el nivel de actividad se duplicara.

El pueblo cabecera de Vaca Muerta no quiere petroleros, y pese a que las ventas se desplomaron en sus comercios, son los mismos comerciantes los que apoyan la medida que se mantiene aunque ha tenido algunas modificaciones.

En números

3 son los retenes que se hicieron en los accesos a la localidad. Cubren la meseta y la Ruta Provincial 7.

La localidad cuenta con tres accesos principales: ambos extremos de la ruta 7 y el camino de la meseta que recorre el parque industrial y los nuevos barrios. En cada uno de esos accesos se montaron controles en los que los conductores son sometidos a chequeos de temperatura y sólo se permite ingresar a la localidad a quienes tienen domicilio en Añelo.

“Los trabajadores petroleros que no tienen domicilio en Añelo pueden pasar por la ruta e ir a sus lugares de trabajo en el campo pero no pueden entrar a la ciudad, no pueden parar a comprar la comida por ejemplo”, detalló Morales.

El temor de los vecinos es mucho mayor a la parálisis total de los hoteles y grandes reutaurantes que antes estaban repletos de planteles de operarios. Sucede que en la localidad sólo hay un hospital de baja complejidad, por lo cual ante una emergencia, los vecinos dependen de poder arribar a una clínica de Neuquén capital, distante a 80 kilómetros.

La actividad petrolera se mantiene reducida desde el inicio de la cuarentena.

Pero Añelo tiene una particularidad que hace que este aislamiento de la ciudad sea aún más complejo y es que la Ruta Provincial 7 divide el pueblo en dos y llevó a un llamativo sistema de permisos en papel.

A los vecinos que cruzan de un lado al otro de la ruta por ejemplo para ir al supermercado o el cajero, se les entrega en los controles un papel en donde se indica el horario y que es controlado luego cuando busquen volver a cruzar para regresar a sus casas.

Pero además, en el caso de las empresas vinculadas a Vaca Muerta fueron varias las que advirtieron problemas para acceder por ejemplo a sus oficinas que se encuentran dentro del casco urbano y, para lo cual en algunos casos sólo se permitió que las firmas retiren sus vehículos de trabajo que habían quedado dentro de la “isla” de Añelo.

Los permisos nacionales de circulación por motivos laborales no han sido aceptados en varios de los retenes en los que sólo se permite el paso a la zona urbana de quienes tienen domicilio en Añelo en el DNI o que han tramitado algún permiso especial ante el municipio, por ejemplo para quienes viven en la localidad pero no lo indica así su documento.

El impacto

10% de los trabajadores petroleros de la zona sigue acudiendo a sus lugares de trabajo.

En tanto que desde la semana pasada la comuna volvió a restringir la circulación, entre vez fijando turnos para el movimiento de vehículos por el casco céntrico en función de su terminación en número par e impar.

“Se nota un poco más de movimiento en los retenes pero no es mucho. Va a ser muy difícil retomar el nivel de actividad no sólo el que había hace ocho meses atrás sino incluso el de antes de la cuarentena”, aseguró el jefe comunal en referencia a la crisis que se desató en el sector petrolero a raíz del DNU 566 de congelamiento de los combustibles.

En los comercios el panorama tampoco es alentador, las ventas se desplomaron hace más de un mes y los propietarios comenzaron a instrumentar rotaciones de turnos para tratar de evitar los despidos. Pero el menor movimiento que hoy tiene la cabecera de Vaca Muerta promete extenderse más allá de la cuarentena a raíz de la profunda crisis que atraviesa el sector hidrocarburífero en general y el petrolero en particular por la reducción de la demanda de combustibles.

Ni al costado de la ruta

Una de las medidas adoptadas para evitar el ingreso de personas foráneas a Añelo fue prohibir que los viajeros puedan estacionar a un costado de la ruta.

La medida apunta a poner fin a una situación que se vio en los primeros días de la cuarentena obligatoria y que era que los operarios debajan sus vehículos a un lado de la calzada e ingresaban a pie, por ejemplo a comprar sus almuerzos.

Para evitar que esas situaciones se repitan se dispuso la prohibición de estacionar, y sólo se permite el ingreso a la localidad del personal de salud y fuerzas de seguridad y de quienes quieran cargar combustibles pero sin descender de sus rodados.

La localidad petrolera se sumó así al cierre que ya había realizado días antes otra zona fuerte en el petróleo neuquino como es Rincón de los Sauces.

 

 

Fuente: Rio negro