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La demanda cayó más de 90% y paralizó la actividad en los yacimientos petroleros; el impacto del precio del petróleo en el país

Hoy fue un día histórico para el sector petrolero en Estados Unidos, luego de que el precio de la variante WTI -que solo se toma de referencia en ese país- cayera a valores negativos . Su impacto en la Argentina es casi mínimo, aunque le da visibilidad a un problema que comenzó hace un mes y medio: por efecto de la parálisis de la economía, hubo una brutal caída del consumo de petróleo. En este contexto, el precio del barril pasó a un segundo plano, ya que las empresas productoras no tienen dónde colocarlo.

Para tomar dimensión, hasta antes de la pandemia el mundo consumía 100 millones de barriles por día. Esta demanda cayó a entre 70 y 80 millones de barriles diarios (los números finales se sabrán a fin de mes). Es decir, en 40 días se derrumbó más de 20% la demanda, producto del aislamiento obligatorio en todo el mundo.

En la Argentina, la demanda de naftas está 80% por debajo de los días anteriores, el gasoil está más cerca del 50% y el combustible para aviones bajó cerca del 90%. Esto generó que las principales refinadoras del país dejaran de procesar crudo, como es el caso de YPF, que paralizó su refinería de Plaza Huincul (Neuquén) y tiene en niveles mínimos la de La Plata y la de Luján de Cuyo (Mendoza).

Raízen -opera las estaciones de servicio de la marca Shell-, por su parte, frenó la actividad en su refinería de Dock Sud, la segunda más grande del país, y Axion mantiene una capacidad de refinación de entre el 70% y el 75% para exportar el petróleo procesado, aunque a precios bajísimos.

Esto hizo que la producción en el país cayera de los 530.000 barriles diarios que producía la Argentina antes de la crisis del coronavirus. “No es posible hacer un punteo detallado de cuánto se está produciendo actualmente, aunque estimo que pronto veremos cierres pronunciados de los pozos”, indicó Daniel Gerold, director de la consultora G&G Energy.

“Hoy se están refinando 200.000 barriles por día más o menos. Sobran 335.000 barriles, que en parte comienzan a reducirse, en parte se almacenaron (se contrataron cuatro buques) y hubo algunas exportaciones. Seguramente veremos que los costos de Vaca Muerta van a bajar porque los salarios, los contratos de servicios y probablemente los impuestos también bajarán”, agregó.

En este sentido, el Ministerio de Desarrollo Productivo avanzará en los próximos días con la implementación de un barril criollo o precio sostén, para “preparar el camino para cuando la demanda vuelva a la normalidad”, según señalaron en el Gobierno.

El último borrador que circuló era de un decreto que establecía un precio sostén de US$45, que duraría hasta fin de año. Sin embargo, a ese valor será difícil que las refinerías compren petróleo, sobre todo si no hay demanda. Ninguna refinería tampoco podrá conseguir crudo del exterior sencillamente porque no se puede importar y porque no tendría mucho sentido importar lo que en la Argentina sobra.

“Estamos ante un problema de demanda mundial, que cayó producto del coma inducido que tuvo la economía del planeta. Hoy la industria está en terapia intensiva y es la que mueve al mundo cuando funciona. Si se repone la economía mundial, volverá a crecer la demanda, pero, ¿es posible reponer toda la oferta que salió de producción?”, se preguntó el exsecretario de Energía Daniel Montamat.

Esa será la gran duda a futuro: ¿podrá la industria local conseguir luego de este shock en la producción el dinamismo que alcanzó en Vaca Muerta hace un año?