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Se ha elaborado y probado por vez primera un fotosensibilizador muy prometedor. Los fotosensibilizadores son compuestos químicos que promueven reacciones químicas en presencia de luz. El nuevo fotosensibilizador tiene muchas aplicaciones potenciales para mejorar la eficiencia de tecnologías modernas que van desde los paneles solares hasta los teléfonos móviles (celulares). Los inventores del compuesto son de la Universidad de Virginia Occidental en la ciudad estadounidense de Morgantown.

Los fotosensibilizadores actualmente disponibles dependen de metales escasos y muy caros, como el iridio y el rutenio. Solo quedan en el mundo suministros limitados de estos materiales, lo cual los hace no renovables, de difícil acceso y costosos.

Se han hecho pocos esfuerzos para estudiar maneras de usar en fotosensibilizadores el titanio y el circonio, metales más abundantes y menos costosos. El principal motivo de esta falta de interés ha sido que no es tan fácil trabajar con ellos. Los metales caros siempre han sido los elementos “de moda” debido a sus óptimas propiedades químicas que los hacen más fáciles de usar y de estudiar. El equipo de Carsten Milsmann se propuso cambiar esta situación.

El compuesto ideado por Milsmann y sus colaboradores está hecho de circonio. El hecho de que este elemento químico sea mucho más abundante, de más fácil acceso y más barato, lo convierte en una opción más sostenible y rentable. El compuesto además es estable en una amplia gama de condiciones, referentes al aire, al agua y a los cambios de temperatura, entre otros, lo que hace fácil trabajar con él en muchos entornos.

Dado que el compuesto puede convertir la luz en energía eléctrica, podría utilizarse para fabricar paneles solares más eficientes.

Los paneles solares se suelen construir usando silicio y requieren un umbral mínimo de luz para recolectar y almacenar energía. Buscando una alternativa al silicio, numerosos grupos de investigación exploran desde hace tiempo el campo de los tintes fotosensibilizadores. En los materiales de esta clase, las moléculas de color recogen la luz y son capaces de funcionar incluso en condiciones de poca luz. Como beneficio adicional, esto también permite la producción de componentes semitransparentes. Hasta la fecha, los tintes necesarios dependen en gran medida del caro rutenio, pero es posible que el nuevo compuesto del equipo de Milsmann pueda reemplazarlo en el futuro.

Por otro lado, el nuevo compuesto también podría utilizarse en diodos orgánicos emisores de luz, que convierten energía eléctrica en luz, invirtiendo esencialmente la función de un panel solar. Esta característica hace del compuesto una posible fuente de luz incorporable, por ejemplo, en nuevas pantallas de teléfono móvil. Muchas de tales pantallas contienen iridio. Este caro metal desempeña en los teléfonos móviles un papel que puede ejercer el nuevo compuesto.

El siguiente paso del equipo de investigación será hacer que el compuesto sea soluble en agua para que pueda ser utilizado en aplicaciones biomédicas, como la terapia fotodinámica para pacientes con cáncer. “El compuesto puede producir especies reactivas de oxígeno que inducen la muerte celular. Suena muy peligroso, pero debido a que la reacción solo ocurre durante la exposición a la luz, su ubicación y duración pueden ser controladas estrictamente”, explica Milsmann. “Si se puede enfocar la luz en un punto específico, se pueden generar especies reactivas de oxígeno para que actúen solo allí, en respuesta a la luz, haciendo seguro su uso. Esto tiene el potencial de eliminar tumores de forma menos invasiva que a través de cirugía y quimioterapia”.

 

 

Fuente: Noticias de la ciencia