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A pesar de ser eximido de las restricciones sanitarias, las obras en este sector seguirán frenadas por falta de fondos y financiamiento

A pesar de haber sido incluida entre los sectores que pueden sortear el cepo sanitario para producir, la generación de energías renovables no reactivó todas las obras ya que sigue en un estado crítico, con una gran cantidad de proyectos que se habían paralizado antes de la llegada de la pandemia del coronavirus y que continuarán en la misma situación.

Desde el sector se repiten los pedidos de ayuda al Gobierno para poder reflotar importantes obras que inyectarían casi u$s2.500 millones a la economía local, más allá de que hace una semana fueron liberadas las obras que habían sido incluidas entre los sectores que debían permanecer totalmente aislados tras la declaración del cepo sanitario obligatorio el pasado 14 de marzo.

La medida no había alcanzado tampoco a los parques eólicos que ya estaban en operaciones y que siguieron inyectando energía limpia al sistema.

Sin embargo, y a pesar de la liberación del cepo para el resto del sector en el marco de la eximición de la obra privada de infraestructura eléctrica, es más que probable que la construcción de por lo menos 20 nuevos parques  siga congelada.

Ocurre que la mayoría de estos proyectos necesita de financiamiento internacional que en la actualidad no existe debido a que las condiciones macro económicas extranjeras han empeorado a partir de las medidas que toman los países para intentar frenar el avance del  coronavirus.

Es que la industria, con proyectos de capital intensivos, cuenta con un muy alto grado de apalancamiento (en promedio entre el 60% y 70%4 del total de la inversión), que recibe de entidades multilaterales y agencias de crédito extranjeras.

A nivel local, el escenario es el mismo. También las normas de aislamiento contra el virus profundizaron los problemas para seguir creciendo que el sector ya arrastra derivados de la inestabilidad financiera que sufría el país antes de la llegada de la pandemia.

Por lo menos 10 proyectos eólicos y solares de empresas como las chinas Goldwind y Power China y las argentinas Genneia y Petroquímica Comodoro Rivadavia (PCR) frenaron su construcción o puesta en marcha.

Futuro incierto

Este escenario no permitirá que se cumplan las predicciones que surgen de un informe de la Compañía del Mercado Eléctrico Mayorista (Cammesa), encargada de administrar el sistema energético nacional.

En el documento se afirma que la reanudación de las obras aportarán el 64,78% de la potencia proyectada para los próximos meses.

El documento, que lleva el nombre de Programación Estacional Provisoria, calcula que, entre mayo y octubre, deberían comenzar a operar 2124 MW exclusivamente de fuentes renovables, principalmente eólicas y solares.

Pero hasta ahora, estas previsiones no se han venido  cumpliendo. Por caso, en febrero habá proyectado el ingreso de 1079 MW para abril, de los cuales solo llegaron 324 MW, evidenciando un fuerte retraso de aproximado de 755 MW que se arrastra desde principio de año.

La razón se debe buscar en que la competitividad del sector se encuentra comprometida por una serie de riesgos que se originan en las dificultades que encuentran las empresas de energía eólica debido al actual contexto macroeconómico que la llegada de la pandemia del Covid-19 profundizó.

Las medidas sanitarias adoptadas por el Gobierno también tuvieron un fuerte impacto en este sector que arrastra restricciones al financiamiento, con tasas de interés que muy elevadas, entre otros problemas.

Las consecuencias se observan en la existencia de una gran cantidad de compañías con problemas para continuar los proyectos adjudicados por Cammesa.

En enero pasado, autoridades de la Cámara Eólica Argentina (CEA), habían mantenido reuniones con funcionarios del Gobierno para expresar la situación del sector eólico y reclamar medidas para evitar que se frenen las inversiones y se  contribuya al desarrollo de la actividad.

En la agenda de esta industria se incluían temas que ahora parecen lejanos a la luz de los daños que el combate sanitario contra el virus está acumulando en el 90% de la economía del país.

Temas como la competitividad de la energía eólica y su complementariedad con Vaca Muerta; la necesidad de ampliar y recuperar la capacidad del transporte del sistema eléctrico; la estabilidad fiscal; el empleo generado por la creciente integración nacional de los aerogeneradores, y la estabilidad de los contratos, no forman por ahora parte de la agenda oficial de urgencias.

Por eso mismo, muchos de los proyectos ya aprobados mantienen las dificultades para ser encararlos. No hay solución para la saturación que muestra el sistema de transporte que requiere obras por 2.500 km2 de línea de 500 kV con trabajos adicionales para nuevas subestaciones, y por inversiones de más de u$s2.500 millones.

Tampoco se está en condiciones de cumplir con el compromiso asumido por Argentina en el Acuerdo de París (2015) para reducir un 15% las emisiones para el 2030 y otro 15% adicional, ya que no existe chances de obtener financiamiento internacional.

Mucho menos en pensar que el Gobierno pueda ofrecer incentivos fiscales en momentos en los cuales la recaudación también se ha derrumbado por el encierro social obligatorio y las demoras e imposibilidad de gran parte de la sociedad y de las empresas para pagar impuestos.

 

 

Fuente: Economia sustentable