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La electricidad que ilumina nuestros hogares y energiza nuestros electrodomésticos también crea pequeños campos magnéticos que están presentes a nuestro alrededor. Unos científicos han desarrollado un nuevo dispositivo capaz de recolectar esta energía de campos magnéticos desperdiciada y convertirla en una cantidad de electricidad suficiente para alimentar redes de sensores de próxima generación para edificios y fábricas inteligentes.

“Al igual que la luz solar es una fuente de energía gratuita que vale la pena aprovechar, también lo son los campos magnéticos”, subraya Shashank Priya, de la Universidad Estatal de Pensilvania en Estados Unidos y miembro del equipo que ha creado el dispositivo para obtener energía de ese magnetismo residual.

El nuevo dispositivo proporciona una potencia de salida un 400 por ciento mayor que la alcanzada mediante otras tecnologías de vanguardia cuando se trabaja con campos magnéticos de bajo nivel.

Esta nueva tecnología será útil en el diseño de edificios inteligentes, que requerirán redes de sensores inalámbricos autoenergizados para hacer cosas como monitorizar el consumo energético y controlar sistemas de manera remota.

El equipo de Priya, también integrado, entre otros, por Min Gyu Kang de la universidad antedicha, diseñó dispositivos casi tan delgados como una hoja de papel, de aproximadamente 4 centímetros de largo, que pueden ser colocados en o cerca de electrodomésticos, lámparas o cables de alimentación, sitios donde los campos magnéticos son más fuertes. Estos campos se disipan rápidamente en cuanto aumenta un poco la distancia a la corriente eléctrica que provoca su emisión.

 

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El equipo de Priya ha desarrollado un nuevo mecanismo para captar los campos magnéticos proyectados a nuestro alrededor y convertir su energía en electricidad útil y utilizable. (Imagen: Kai Wang)

Cuando se coloca a 10 centímetros de un calefactor eléctrico, el dispositivo produce electricidad suficiente para alimentar 180 conjuntos de LEDs. A 20 centímetros, aún es suficiente para alimentar un reloj digital con alarma.

Para fabricar el singular dispositivo, los científicos utilizaron una estructura compuesta, estratificando dos materiales diferentes. Uno de estos materiales convierte un campo magnético en tensión mecánica, y el otro es piezoeléctrico, por lo que convierte la tensión mecánica, o vibraciones, en un campo eléctrico. La combinación de ambos materiales permite que el dispositivo convierta un campo magnético en una corriente eléctrica.

 

Fuente: NCYT Amazings