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En pausa. Tras la suspensión de la perforación de petróleo y gas, ahora se suma el freno en el sector de la construcción de instalaciones. Solo hay guardias mínimas.

Armado de nuevas locaciones, en suspenso. Gasoductos que quedaron a medio terminar y extensas cañerías para llevar agua a los pozos petroleros para facilitar el fracking. Todo este combo de obras que normalmente se hacen dentro de los yacimientos de Vaca Muerta hoy está paralizado por el dispositivo de prevención del coronavirus (COVID-19) en Argentina.

Se sabe oficialmente que la producción de gas y petróleo en el país aún sigue su curso, pero desde hace poco más de una semana, los equipos de perforación se han puesto en pausa para resguardar la salud de los trabajadores. Y en esta línea de paralización entró también la logística en los yacimientos que forman parte del desarrollo de Vaca Muerta.

Una de las obras de infraestructura que está pausada en este contexto es la construcción de la Planta de Tratamiento de Crudo (PTC) de La Amarga Chica, un yacimiento que está en manos de YPF en sociedad con Schlumberger, dentro de la denominada zona caliente de Vaca Muerta. Es una inversión de más de 70 millones de dólares que quedó en stand by y que de forma inicial tiene la capacidad para procesar más de 50 mil barriles por día de petróleo. La misma planta es la que conecta también con la producción en las áreas Bandurria Sur y Loma Campana, que concentran buena parte del shale oil que se extrae en la provincia de Neuquén.

Servicios mínimos

“Se están haciendo muy pocos trabajos, solo de mantenimiento y lo esencial. No sabemos cuánto va a durar esto, solo nos están llamando cuando hay algún problema puntual”, explicó una fuente del sector ligada a la construcción de las locaciones.

En los yacimientos, el movimiento de personal ya no es como antes de marzo. Las sucesivas crisis que ha tenido la actividad terminaron de dar un duro golpe con la pandemia del COVID-19 y solo las tareas esenciales con guardias mínimas quedan en cada una de las áreas.

Como las etapas de fractura están suspendidas por el protocolo sanitario, tampoco está funcionando la planta de arenas para los yacimientos y el transporte de agua también entró en pausa. No obstante, el abastecimiento de agua para la central térmica de Loma Campana sigue funcionando para dar energía a los yacimientos.

El sector más vulnerable al parete de las obras en los yacimientos son las empresas constructoras y de servicios asociados, como también parte de los obreros de la UOCRA, que son los encargados de levantar de cero algunas de las locaciones de Vaca Muerta. Se trata de obras civiles, como infraestructura, oficinas, servicios básicos y mejoramiento de caminos internos en las áreas petroleras que están bajo la órbita de trabajo de ese sindicato. Es que antes de montar las torres y equipos de peroración cada área necesita una puesta en marcha con servicios que hoy se cortaron.

Pero además del midstream, que hoy parece estar sepultado por el contexto, la sumatoria de crisis en el sector hidrocarburífero hizo que esté paralizada la construcción de nuevas locaciones para realizar perforaciones. En suma, si no hay nuevas perforaciones, no hay locaciones ni demanda de empresas que realicen tareas de movimiento de suelo y puesta en marcha de servicios básicos.

Es que los 29 equipos de perforación que operan en la Cuenca Neuquina están en suspenso desde hace dos semanas por la expansión de la pandemia y, además, por un decreto presidencial, sumado a la presión que ejerció el Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa para bajar las dotaciones de trabajadores en los yacimientos petroleros.

Apuesta a midstream

La apuesta de las operadoras a invertir en gasoductos y oleoductos para Vaca Muerta tenia una lógica por la suba de la producción hasta agosto del año pasado, cuando el gas llegó a un récord histórico de producción (más de 140 millones de metros cúbicos por día en Neuquén) y también el procesamiento de crudo. Incluso, la proyección al 2021, antes de la crisis del barril congelado (distorsión del precio interno por poner un techo a la suba de los combustibles), implicaba una proyección de casi quintuplicar la producción al 2030, con un cuello de botella en 2021. La hipótesis del cuello de botella para evacuar el petróleo de Vaca Muerta ya tiene una solución a corto plazo desde el año pasado cuando se inauguró el oleoducto que une Loma Campana con el Lago Pellegrini, por donde se evacua la producción del bloque de 11 áreas calientes.

Por ahora, la cuarentena obligatoria decidida por Nación tiene fecha límite el 12 de abril, aunque no se sabe si se extenderá. En ese caso, por ahora aparece denso el panorama a futuro para la reactivación de la industria, no solo por la pandemia sino también por el bajo precio del crudo, que en estos días trepó a unos 34 dólares. Pero ese precio hoy no alcanza para los costos de producción de las operadoras del shale neuquino. Es que tanto las empreas, el gobierno neuquino y las pymes están pidiendo unos 54 dólares el barril interno (más allá de la coyuntura internacional), para reactivar la industria y también las obras asociadas en los yacimientos.

Fuente: Mas E