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Con el derrumbe de los precios del crudo podría llegar una etapa nueva de profunda reestructuración del sector. Los valores por debajo de u$s 40 el barril provocarían una brutal reducción de costos.

Desde los yacimientos de shale de Texas hasta los proyectos en aguas profundas del Mar del Norte, la guerra de precios que iniciaron Rusia y Arabia Saudita repercutió en toda la industria energética y desencadenó la mayor venta masiva en el mercado desde la crisis financiera mundial.

Algunas empresas ahora buscan estrategias para proteger sus utilidades y seguir pagando dividendos. Otras luchan por la supervivencia.

“El derrumbe de los precios podría ser el detonante de una etapa nueva de profunda reestructuración de la industria, similar a los cambios que se produjeron a fines de la década de 1990”, dijo Tom Ellacott de la consultora Wood Mackenzie. “Los precios sostenidos por debajo de u$s 40 el barril provocarían una nueva ola de brutal reducción de costos. Los actores más apalancados se verán obligados a hacer los recortes más profundos para evitar una quiebra”.

En ningún lugar se ve eso más claro que en la industria del shale, que ayudó a que EE.UU. dejara de depender del petróleo de Oriente Medio.

El derrumbe del precio del crudo que comenzó el domingo a la noche dejó al West Texas Intermediate, el crudo de referencia de EE.UU. en u$s 31 el barril el lunes, muy por debajo del precio de equilibrio para la mayoría de los pozos de shale norteamericanos.

En el desplome del mercado que se produjo el lunes, incluso los productores de shale con mejor desempeño, como Pioneer Natural Resources y EOG, sufrieron caídas de precios superiores a 30%.

Para muchos actores de la industria, la nueva guerra de precios trae a la memoria los malos recuerdos de la depresión que se extendió durante 18 meses y llevó a la decisión de Arabia Saudita de abrir las canillas en noviembre de 2014.

“La mayor diferencia es que estos productores están todos en una posición mucho más frágil”, dijo Jeff Currie, jefe mundial de investigación de commodities en Goldman Sachs. “Sus balances son más débiles, los precios de sus acciones son más bajos.”

Los analistas sostienen que docenas de pequeñas empresas de shale ahora podrían quebrar. “Esta es la crisis financiera del petróleo”, dijo Ian Nieboer, jefe de investigación macro en RS Energy Group, parte del proveedor de datos del shale Enverus.

La producción estadounidense alcanzó un máximo récord de 13,1 millones de barriles diarios el mes pasado, más del doble del nivel que tenía antes de que el auge del shale despegara en 2010, e incluso podría aumentar modestamente en las próximas semanas a medida que las plataformas en funcionamiento terminen de perforar algunos pozos. Muchos productores también tienen cubierta la producción para 2020, lo que los aísla del shock de precios.

Pero si los precios actuales persisten, la actividad se derrumbará a fines de este año cuando las empresas productoras cancelen los contratos con las firmas de servicios para yacimientos petrolíferos, dijo Artem Abramov, jefe de investigación en esquisto en Rystad. Eso provocará una miseria generalizada en las economías dependientes del shale en Texas y Dakota del Norte. La producción de shale de EE.UU. podría caer más de 2 millones de b/d el año próximo, agregó Abramov.

Diamondback Energy y Parsley Energy, dos de los principales productores de shale independientes ubicados en la Cuenca Pérmica, informaron el lunes que reducirán el número de plataformas en funcionamiento y bajarán la inversión.

Sin embargo, incluso antes del último shock, el reciente enfoque que han adoptado los productores de shale para generar flujo de caja libre no logró mejorar su atractivo frente las entidades de crédito, que se cansaron del modelo de negocio dependiente de la inversión constante en detrimento de la devolución de capital.

Para los inversores, está cada vez más claro que el modelo también dependía de la voluntad de la OPEP y de Rusia de mantener los precios altos, cediendo en el proceso participación de mercado. Esa generosidad se terminó el viernes.

“Si sos Rusia, no queres llevar a la quiebra a esas compañías de shale, sino convertirlas en zombis – no permitirles reestructurarse, dejarlas cargadas de deudas sin capacidad de invertir y crecer”, aseguró Currie de Goldman Sachs.

Occidental Petroleum, que está fuertemente endeudada, fue una de las grandes compañías de shale más golpeadas el lunes. Sus acciones iniciaron la jornada bursátil con una caída superior a 40%.

Las mayores compañías de energía, particularmente en Europa, no son inmunes. Han prometido a sus inversores que pueden hacer todo: desde reducir los costos y producir petróleo y gas con mayores márgenes hasta pagar la deuda y aumentar los dividendos. También están presionadas para que inviertan en energías más limpias y en tecnologías de bajo carbono.

“Las compañías petroleras internacionales tendrán que considerar ahora dónde pueden rápido recortar el gasto de capital. El punto de equilibrio promedio del sector es de u$s 55 el barril”, señaló Jason Gammel, analista de Jefferies.

“Seguramente ahora no se mencionan recompras ni subas de dividendos”, agregó. De hecho, la industria se pregunta cuáles serán las primeras compañías en recortar dividendos.

El lunes BP cayó casi 20%, mientras que Shell retrocedió 18%, pero ayer las dos acciones repuntaron cerca de 3,5%. Ambas petroleras tienen elevados niveles de deuda.

Traducción: Mariana Oriolo

 

Fuente: Cronista