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Los días de mucha demanda de energía, como ayer, la petrolera revende su gas para usinas a través de comercializadoras con las que puede mejorar un poco su precio de venta. Polémica por el rol de MetroEnergía, la trader de Metrogas, que también es propiedad de YPF.

Browne, el ideólogo de la cuestionada estrategia de YPF en la subasta de Cammesa.

El viernes 27 de diciembre YPF, la petrolera con mayoría estatal, esperó hasta los últimos cinco minutos de la subasta de gas de Cammesa, la empresa que desde este año volvió a centralizar la compra del fluido para las usinas eléctricas, para concretar la mayoría de sus ofertas a precios impensados, en la banda del dólar por millón de BTU. Así queda en evidencia en un gráfico al que accedió EconoJournal que computa las ofertas de todas las empresas que participaron de esa compulsa y el minuto al que fueron cargadas en el sistema online de MEGSA, la firma controlada por la Bolsa de Comercio que administra el Mercado Electrónico del Gas.

En la práctica, con su estrategia, YPF terminó convalidando la depredación de los precios del mercado de gas. Como publicó este medio a fines de diciembre, la petrolera que preside Guillermo Nielsen efectuó dos ofertas (cada una por 7 millones de metros cúbicos) a US$ 1,013 por MMBTU. Lo hizo en el minuto 58, sobre el cierre de la licitación que se extendió durante una hora.

Como se observa en el cuadro que ilustra la nota, YPF fue la única productora que ofreció gas por debajo de los 1,50 dólares. En total, le ofreció a Cammesa casi 20 MMm3 de gas —un 15% de la producción total del país— a un precio de entre 1 y 1,50 dólares.

El resto de las ofertas inferiores a ese valor estuvieron a cargo de empresas comercializadoras, que funcionan como intermediarias que no cuentan con producción propia de gas pero que capturan renta del negocio gasífero revendiendo gas ajeno a distintos segmentos del mercado. La disputa con las petroleras viene de años.

La estrategia comercial de YPF generó repercusiones en la industria y también puertas adentro del gobierno. Sus competidores la acusaron de depredar el precio del hidrocarburo. Está claro que los importes ofertados por la petrolera presidida por Guillermo Nielsen no cubren el costo de reposición real del gas, que oscila entre los 3 y los 3,50 dólares, según el consenso generalizado de las petroleras.

El área de Gas de YPF, que lidera Marcos Browne, vendió el gas a pérdida para hacer algo de caja en tiempos en que el atraso de los combustibles y el congelamiento de las tarifas jaquean las finanzas de la empresa. La mayoría de las petroleras coinciden en que la jugada de la mayor petrolera del mercado auto-erosionó la señal de precios que precisa la industria para continuar con sus inversiones en el desarrollo de nuevas reservas de gas. Y más importante, señalan que envió una pésima señal a la administración de Alberto Fernández.

En línea con ese razonamiento, un asesor del secretario de Energía, Sergio Lanziani, que considera que hay que reducir los precios del gas para el mercado residencial y de generación, se valió de la jugada de YPF para justificar la necesidad de bajar los precios.

“El precio del gas en la Argentina tiene ser, como tope, de 2 dólares por MMBTU. Fijate que la propia YPF termina validando que puede operar con precios más bajos”, razonó.

Sin embargo, allegados al Ministerio de Desarrollo Productivo, que dirige Matías Kulfas, cuestionaron duramente la performance de la línea técnica de YPF. Circularon un informe crítico de la maniobra por destruir la señal de precios ‘real’ que precisa la industria y afectar seriamente la caja de la petrolera a mediano y largo plazo.

“En lugar de buscar los canales para discutir con el gobierno una política de precios que favorezca el desarrollo, terminaron vendiendo por debajo del precio de reposición para maquillar un poco la caja de la empresa. Fue un movimiento torpe sin ningún tipo de estrategia de mediano y largo plazo”, criticó una de las fuentes consultadas.

  • Polémica central

Pese a las impugnaciones que mereció la jugada en la subasta de Cammesa de fines del mes pasado, la mayor polémica que afectó a YPF terminó de materializarse durante las primeras semanas de enero. La petrolera ofreció precios muy baratos del gas para asegurarse mercado para su producción de gas, a fin de cerrar la menor cantidad de pozos posibles, algo que le viene pasando desde hace tiempo. Por eso accedió a vender gas para las generadoras termoeléctricas en torno a un dólar.

Sin embargo, los días que hay mayor demanda de las usinas, como por ejemplo ayer a raíz de las altas temperaturas en el AMBA, YPF no vende su gas al precio que ofertó en la subasta. Para mejorar un poco el precio de venta, incumple el llamado de Cammesa —como la licitación era interrumpible no prevé penalidades ni multas para los oferentes que no asegurar la oferta comprometida— y revende el gas en forma indirecta a través de una comercializadora que en la licitación haya ofrecido un precio más alto.

Fuentes cercanas a la Secretaría de Energía admitieron la operación. ¿Es legal? Sí. Al menos, eso es lo que aseguraron allegados a la petrolera.

“La oferta inicial (la más baja) es como comprar un seguro de colocación. Si la demanda de Cammesa es muy baja, vamos con el precio bajo. Si el consumo es mayor, utilizamos esa operación”, razonaron.

Existe un elemento más que complejiza el análisis.

  • Una de las comercializadoras que utiliza YPF para revender su gas a precio más caro sería MetroEnergía, la trader de Metrogas, la mayor distribuidora del país, que es propiedad de YPF. Es decir, YPF estaría utilizando a la comercializadora de su distribuidora —una empresa que, de cumplir cabalmente con la Ley 24.076 (del Gas), no podría tener porque la norma prohíbe que un productor controle una distribuidora— para aumentar marginalmente su valor de venta del hidrocarburo. Un precio que la misma estrategia de la petrolera contribuyó a depredar.

Habría que analizar si es ético y estrictamente legal lo que hizo YPF a través de MetroEnergíaLo cierto es que su ansiedad para monetizar el gas termina afectando la sustentabilidad del sistema a mediano plazo”, advirtieron desde una petrolera, que está a la espera de que el gobierno precise las condiciones con las que se realizará la próxima subasta de Cammesa para comprar gas para febrero, prevista para la semana que viene. En términos de transparencia, la jugada parece al menos discutible.

 

Fuente: Econojournal