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En algunas empresas reconocen que tuvieron inconvenientes con sus bancos para liberar divisas para el pago de proveedores del exterior.

Los importadores de autos no comenzaron bien el año. Al aumento de los impuestos internos para los modelos de mayor precio y la aplicación de licencias no automáticas para el ingreso de productos se suma ahora un control más estricto de los bancos para liberar divisas para pagos al exterior. Así alertaron desde algunas empresas del sector que esta semana tuvieron dificultades para operar con sus entidades financieras, ante la obligación de aportar nueva documentación para recibir los dólares necesarios para pagar las compras realizadas a las casas matrices.

La medida no causó sorpresa aunque sí preocupación. Con el cambio del Gobierno, en el sector imaginaban una política más estricta en materia de importaciones. El antecedente de los últimos años del kirchnerismo, sumado a la crisis económica actual, hacía suponer un giro respecto de la gestión de Mauricio Macri. No se esperaba que fuera tan rápido. Según algunas marcas consultadas por Ámbito Financiero, desde el lunes pasado, los bancos están pidiendo, por ejemplo, la presentación del formulario NCM (Nomenclador Común Mercosur) por cada 0 km que se importa para entregar los dólares solicitados.

“Es un trámite más que hace que la operaciones se demore un par de días”, explicaron desde una de las empresas afectadas. También señalan mayor lentitud en la aprobación de los pedidos. Si bien el mayor tiempo que se demanda ahora para operar no llega a ser aún un inconveniente, se teme que sea el inicio a una burocracia mayor que busque desalentar el ingreso de autos, especialmente de las empresas que no cuentan con fábricas en el país.

De hecho, este diario consultó a algunas de las terminales locales agrupadas en ADEFA y negaron que tuvieran dificultades para acceder a los dólares. Hay que recordar que estas empresas son las principales importadores de 0 km. La situación sobre la que advierten algunas empresas iría en línea con lo reconocido por el propio ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, a las automotrices cuando aclaró que el aumento de impuestos, que afecta más a modelos importados, no tenía objetivos recaudatorios sino para frenar la salida de dólares.

Esta medida parecería ir en el mismo sentido. No es algo nuevo. Durante 2015, cuando el Banco Central se había quedado con escasas reservas, todas las semanas, las empresas importadoras debían esperar cuántos dólares se liberaban para pagar a sus proveedores externos. Como siempre eran menos que los requeridos, el resultado fue que generaran una abultada deuda que recién pudieron empezar a cancelar con el levantamiento del “cepo” por parte de Macri.

Ante esta medida y las tomadas en los últimas semanas, representantes de la cámara que agrupa a los distribuidores de marcas importadas (CIDOA) se reunirán con el secretario de Industria, Ariel Schale, el miércoles próximo, para plantearle su preocupación. Además, le presentarán al funcionario algunos datos del sector. Por ejemplo, que las 12 empresas integrantes de ADEFA, todas multinacionales, representan el 96% del mercado. En tanto, en CIDOA hay 24 marcas -manejadas por capitales nacionales- que concentran el 4% de las ventas. Buscarán mostrar que estas empresas evitarían la cartelización de las grandes automotrices. A esto hay que sumarle 800 empresas nacionales que integran la asociación de concesionarias (ACARA)

Fuente: Ambito