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Nació en la pobreza, se hizo de abajo en la industria petrolera y terminó siendo no solo un hombre clave de Perez Companc sino un lobbista destacado del sector en su conjunto.

El empresario Oscar Vicente falleció de cáncer este lunes a los 81 años luego de luchar largo tiempo contra la enfermedad. Fue uno de los hombres más poderosos del país cuando estuvo al frente del Grupo Perez Companc, años en los que le tocó decidir sobre negocios por cientos de millones de dólares sin siquiera tener que consultar a su jefe Goyo Perez Companc. Nació en la pobreza, se hizo de abajo en la industria petrolera y terminó siendo un lobbista destacado del sector en su conjunto.

La infancia en Vicente Casares

Vicente nació en la localidad de Cañuelas el 4 de julio de 1938, pero vivió su infancia en Vicente Casares, donde cursó la escuela primaria. Su padre Dionisio trabajaba en un tambo de los campos de La Martona. “Iba al colegio a caballo, me acuerdo que hacía seis kilómetros de ida y seis de vuelta”, le contó en 1994 al periodista Luis Majul en una de las entrevistas que formaron parte del libro “Los dueños de la Argentina II”. En ese entonces trabajaba como canillita para ayudar a su familia y luego de que su padre heredó de su abuelo un bodegón de ramos generales colaboraba allí como mozo. También hizo trabajos de changarín en el campo de La Martona.

Comenzó el secundario en el industrial de Cañuelas un poco de casualidad cuando el encargado del galpón en el que trabajaba convenció a su madre Teolina Marraco. Allí sobresalió como uno de los mejores alumnos y se anotó en la carrera de ingeniería mecánica de la Universidad de La Plata. “Aprobé el curso de ingreso. Entré. Trabajé de mozo los fines de semana. Viví en una pensión”, recordaría luego. Al tercer año de carrera consiguió una beca y se terminó recibiendo a los 25 años.

“Cuando me preguntan de dónde saqué tanta vocación, cómo llegué a ser lo que soy teniendo una mamá con segundo grado y un papá analfabeto yo les digo: -La vocación se nutre de la necesidad. Los que pasamos necesidad sabemos de qué se trata. No necesitamos que nos expliquen nada. Lo que más le agradezco a la vida es haber tenido siempre que trabajar para comer. Los que no pasaron por ese show de la vida no lo llegan a entender. Yo lo viví. No me lo contó nadie. No me preocupa, pero me enorgullezco de eso”, contó en “Los dueños de la Argentina II”.

Desembarco en la industria petrolera

En 1966 ingresó a YPF como aprendiz. Mientras trabaja allí se recibió de ingeniero en explotación de petróleo y se fue a Mendoza. Ese año lo ascendieron a jefe de operaciones de perforación. En 1970 se fue de YPF cuando lo vinieron a buscar de Perez Companc. “Los gerentes de Perez Companc buscaban un ingeniero joven. Los iban a buscar a los yacimientos de YPF porque la estatal era la que mejores técnicos tenía. Además, era casi la única que hacía operaciones de perforación”, aseguró.

En ese entonces estuvo a punto de irse a trabajar Drilling Well Control en Louisiana, pero finalmente se inclinó por Perez Companc para estar cerca de su madre y su hermana. Entró como superintendente y ganaba 1100 dólares por mes, dos veces y media lo que recibía en YPF. En ese entonces Perez Companc era una empresa de servicios petroleros. Recién en 1972 pasaría a especializarse en la producción de hidrocarburos. “Las petroleras se miden por los barriles que tienen y no por los equipos o los fierros”, recordaría años después.

Vicente fue gerente de operaciones de Perez Companc y en 1976 casi pierde la vida en un campo petrolero.  “Sufrí un accidente muy grande mientras trataba de apagar un pozo de petróleo incendiado. Estuve tres días inconsciente, en coma. Me explotó un caño en la cabeza con dos mil libras de presión. Tuve fractura en la base del cráneo. El golpe no me mató de casualidad. Fue en 1976 en Río Neuquén. Todos pensaron que no la contaba. Me trajeron en avión y ni bien aterrizó fui a parar al Instituto del Diagnóstico (…) Los muchachos que trabajan conmigo dicen que me salvé porque me pegó en la cabeza. `En cualquier otro lugar que te hubiera pegado te mataba`, me cargaron”, recordó.

-¿Qué hacía ahí siendo gerente?, -le preguntó Majul.

-Anduve toda mi vida con el petróleo. Sí, es cierto, normalmente los que llegan a gerentes vienen de áreas administrativas y no del área de Operaciones. Los que llegan arriba jamás tocaron una máquina. Y los que trabajamos en Operaciones como yo no llegan porque son hombres “fuerza bruta”. Son operativos, más toscos, están en contacto con la gente, putean a medio mundo. Son hombre de batalla. Llega uno entre miles y miles.

Vicente nunca fue una persona que cuidara las formas. La corrección política no fue su fuerte. Así lo revela una respuesta que le dio a Majul cuando este le preguntó por las aves empetroladas que habían aparecido en las piletas de la compañía.  “Es tan pequeño el tema este de las aves empetroladas. Me molesta que la gente haga barullo con cosas pequeñas como esta. Aunque sé que si usted escribe esto algunos van a decir: `-Miralo a este Vicente, no le importan los pájaros`. Y la verdad es que lo que a mí me da bronca es que los tipos hablen de los pájaros como si se tratara de gente. Yo les pregunto: ¿Por qué no se movilizan, se quejan y arreglan el problema de las villas miseria?“, respondió Vicente.

Vicente llegó a ser gerente general de la compañía en 1978 y en 1982 asumió como vicepresidente, cargo que ocupó hasta 1997 cuando lo designaron CEO. Luego que Pérez Companc vendiera sus activos energéticos a Petrobras en 2003, se desempeñó como Director de Petrobras Energía y de Petrobras Participaciones hasta abril de 2006. Posteriormente, mantuvo el cargo de Vicepresidente Ejecutivo de Petrolera Entre Lomas S.A., que hasta 2003 se denominaba Petrolera Pérez Companc S.A.

Lobbista todo terreno

Luego de consolidarse como hombre fuerte de Perez Companc, Vicente se transformó también en uno de los principales voceros de la industria petrolera en su conjunto. Fue presidente de la Cámara de Empresas Petroleras Argentinas, que en la década del 80 agrupaba a las contratistas de YPF. Fue uno de los impulsores de la política desreguladora y privatizadora que llevó adelante Carlos Menem en la década del 90 y la cara visible del lobby de petroleras privadas que buscó y logró hacerse con varias áreas de YPF.

En 2002 se transformó en el primer presidente que tuvo la entonces flamante Asociación Empresaria Argentina que reemplazó al Consejo Empresario Argentino. Ese foro presionó para que las empresas obtuvieran un seguro de cambio luego de la devaluación, aunque él siempre negó que haya sido el objetivo con el que se creó. También encabezó la resistencia a las retenciones a los hidrocarburos y durante el kirchnerismo presionó en reiteradas ocasiones para que se descongelara el precio del gas.

«Carlos siempre tuvo la misma manera de hacer negocios. Es un lobbista de talla internacional, no cómo se toma el término en la Argentina, sino en Estados Unidos, donde esas cualidades son muy destacadas», sostuvo Vicente una vez que le pidieron una definición sobre Carlos Bulgheroni. Esa frase podría servir también para definirlo a él.

 

Fuente: Econojournal