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La consultora Ecolatina señaló que productores priorizan la cosecha de soja por sobre la de maíz por considerar que la pérdida de rentabilidad del complejo maicero será mayor ante un aumento de las retenciones a las exportaciones que podría implementar el próximo gobierno para afrontar vencimientos de deuda pública.

El principal desafío de la economía que deberá enfrentar el presidente electo Alberto Fernández a partir del 10 de diciembre será resolver los vencimientos de servicios de deuda pública relevante (alcanzan alrededor de u$s20.000 millones), por lo que se espera un aumento de las retenciones a las exportaciones. En ese contexto, la consultora Ecolatina señaló que ante la posibilidad de que se implementen gravámenes diferenciales para el agro, productores eligen aumentar la siembra de soja por sobre la de maíz por considerar que la pérdida de rentabilidad del complejo maicero será mayor que la de la oleaginosa.

En un informe publicado este domingo, la consultora destacó que la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (BCBA) redujo casi 3,4 puntos porcentuales la producción de maíz proyectada a comienzo de año, pasando de 6,4 millones de hectáreas a 6,2 millones. Y agregó que a contramano de lo que se podría prever, las proyecciones de intención de siembra de la soja aumentaron en 200 mil hectáreas (+1,1%).

“La principal explicación está vinculada a las retenciones a las exportaciones. Mientras que los aforos que pesan sobre la oleaginosa son los mayores de toda la canasta exportadora (18% por tonelada exportada además de $4 por dólar facturado al exterior), los que lo hacen sobre el cereal no se diferencian del resto de los bienes y servicios ($4 por dólar exportado en productos primarios y servicios y $3 por dólar para bienes industriales)”, detalló.

Asimsimo, destacó que “el terreno para endurecer la presión tributaria, algo que posiblemente sucederá en un contexto de importantes exigencias fiscales, es mayor en el segundo caso que en el primero”.

Por otra parte, partiendo del esquema de retenciones vigente hasta 2015, Ecolatina consideró que es probable que se imponga un sistema de gravámenes diferenciales, en donde a mayor valor agregado, la carga impositiva se relaje.

En este sentido, sobresale que un 60% de las exportaciones de maíz corresponden al grano en bruto, mientras que en el caso de la soja las ventas externas del poroto representan sólo el 10%del total. En consecuencia, el informe arrojó que “también por esta vía es posible que la pérdida de rentabilidad del complejo maicero sea mayor”.

En otro orden, remarcó que el cereal es parte esencial de la canasta básica argentina, algo que no pasa con la soja. “Producto de las especulaciones en torno a la sanción de una ley de “emergencia alimenticia” u otras políticas que intenten abaratar el precio interno de los alimentos, las chances de la aplicación de derechos de exportación al maíz se incrementan”, advirtió.

Señaló asimismo que el congelamiento de combustibles afectó a uno de los derivados del maíz (bioetanol), a la par que no hizo lo propio con la soja: el biodiesel solo se exporta, de modo que el tope a los precios internos no redujo sus márgenes de ganancia.

En el mismo sentido, sostuvo que el peso de los insumos dolarizados es mayor en el caso del maíz que en el de la soja (62% vs 59%, respectivamente, según Fundación Agropecuaria para el Desarrollo Argentino), por tener el primero una mayor incidencia de semillas y fertilizantes en la estructura de costos.

“Dado que los productores no están esperando que la reciente depreciación del peso se revierta en el corto plazo, algo que considerando las necesidades financieras de nuestro país parece lógico, la rentabilidad de la oleaginosa aumentaría más con un nuevo salto cambiario que la del cereal”, amplió.

Agregó que también hay causas externas y que a pesar de que la guerra comercial entre Estados Unidos y China golpeó a todos los precios internacionales, las estimaciones de cosecha del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) para la oleaginosa y el cereal en el hemisferio norte hicieron que la relación de precios futuros se tornara a favor de la soja.

“Una menor oferta de la oleaginosa y una mayor oferta para el maíz generó un nuevo incentivo para la siembra de soja en el hemisferio sur. Por lo tanto, no solo los aspectos domésticos volcaron al sector agropecuario hacia la soja, sino que también los factores globales ayudaron”, afirmó en el informe.

No obstante, concluyó al afirmar que “las diferencias no son significativas como para que dicho movimiento tenga impactos importantes en el nivel de exportaciones y/o el nivel de actividad en el 2020”.

Fuente: Ambito