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Más allá de las críticas medioambientales, sólo el 10% de la inversión de Shell hasta 2025 apuntará a energías renovables. “No hay más remedio”, dijo el CEO.

“Hay un riesgo muy grande en darle la espalda prematuramente al petróleo y al gas”, dijo el CEO de Shell

“Más allá de lo que digan los activistas, es legítimo invertir en petróleo y gas porque el mundo lo exige”

Con el 3%, Shell es la segunda mayor generadora de energía del mundo

Mientras en el mundo se debate un profundo cambio en las fuentes de energía, que fundamentalmente implica un camino hacia la sustentabilidad, la segunda energética del mundo, la angloholandesa Royal Dutch Shell, tiene todavía muchos planes que incluyen al petróleo y al gas por delante.

Ben van Beurden, director ejecutivo de Shell, expresó su preocupación por la posibilidad de que “algunos accionistas” pudieran abandonar la empresa por lo que llamó la “demonización” del petróleo, pero dijo que son bases “injustificadas” porque el modelo de negocio es sostenible, y por muchos años.

En una entrevista con Reuters, Van Beurden rechazó a los activistas climáticos y a parte de la comunidad inversora que buscan transformar radicalmente el modelo comercial de la compañía. “Más allá de lo que digan los activistas, es legítimo invertir en petróleo y gas porque el mundo lo exige”, dijo. “No tenemos más remedio” que invertir en proyectos de este tipo y de largo plazo.

Inversiones en Shell

De hecho, Shell planea aprobar más de 30 nuevos proyectos relacionados con el petróleo y el gas para 2025, según la presentación financiera que hizo hace unos meses. Ambos combustibles fósiles son, y lo seguirán siendo, la columna vertebral de las ganancias de la empresa.

Aunque prevé una diversificación gradual en las próximas dos décadas, esto no será barato, ni rápido, entienden en la compañía. El objetivo está más bien puesto en 2030 y hacia adelante.

Entre los proyectos hay nuevas plantas de procesamiento de gas, plataformas petroleras en aguas profundas y plantas químicas.

El CEO dijo que es peligroso no invertir en este tipo de cosas porque se podría provocar una escasez de suministro y generar una estampida en los precios.

“Hay un riesgo muy grande en darle la espalda prematuramente al petróleo y al gas”, amplió, aclarando que invierten en combustibles fósiles porque “los necesitamos”.

Shell planea aumentar su gasto anual hasta los US$ 32 mil millones para 2025, desde los actuales US$ 25 mil millones, un 28% más. Sólo una décima parte está asignada a las energías renovables.

La compañía es el mayor pagador de dividendos del mundo, y planea devolver US$ 125 mil millones a los accionistas entre 2020 y 2025.

El temor de Shell es que estas críticas sigan en aumento y que eso perjudique sus acciones. En medio de esta incertidumbre sobre la demanda futura de petróleo y gas, los precios de los papeles de Shell y de otras compañías de energía similares tuvieron un rendimiento inferior en relación con otros sectores y hubo más ventas de lo habitual.

“Tengo miedo de eso, para ser honesto”, dijo el CEO, y agregó: “Pero no creo que huyan por una preocupación justificada. La presión continua sobre nuestro sector, en algunos casos hasta el punto de la demonización, lo que asusta a los administradores de activos. No venden en la misma medida en que suenan las alarmas, pero es una tendencia poco saludable”.

2030, otro objetivo

Las palabras de Van Beurden contrastan, en parte, con lo que dijo Maarten Wetselaar, director de gas y nuevas energías de Shell. En marzo de 2019, explicó que la empresa aspira a lograr con las energías renovables, el mismo volumen de operaciones que el que hoy tiene gracias a la extracción, refinamiento de petróleo, y a la extracción y distribución de gas. Además de otros productos químicos. Pero eso es mucho más a largo plazo.

Dijo en ese momento que en sus nuevos negocios incluirán el suministro de energía eléctrica a clientes residenciales y comercios, además de la fabricación de equipos, publicó el Financial Times.

Fue en la conferencia CERAWeek de Houston. Allí, Wetselaar detalló que si Shell logra su objetivo, se convertirá en “la compañía de energía más grande del mundo”.

Los números actuales de Shell indican que el 65 por ciento lo representa la producción y refinación de petróleo, el 25 por ciento es el gas y el 10 por ciento, productos químicos y otras operaciones.

Para la década de 2030, podría ser del 30 por ciento repartidos en partes iguales entre el petróleo, el gas y la electricidad, con un 10 por ciento para los productos químicos.

 

Fuente Merca20