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El congelamiento de los combustibles llevó a un atraso de entre el 17 y el 20% en los precios. En la zona dispararía la nafta sobre los 50 pesos y el gasoil a más de 60. Pese a la Zona Patagónica, el gasoil ya es más barato en Buenos Aires.

Si bien en los últimos días el descenso del precio internacional del petróleo dio un alivio al problema del congelamiento de los valores de surtidor que fijó el gobierno nacional por medio de un DNU, el plan tiene fecha de vencimiento y a mediados de noviembre las operadoras esperan poder comenzar a recuperar la senda de precios.

Para la mayoría de los automovilistas la duda es hasta qué valor podrán subir los combustibles luego del día 90 y lo cierto es que si bien desde la industria se han señalado los números del desfase, también se advirtió que dan por descontado que la actualización pueda hacerse en una sola cuota.

De momento fue la petrolera de mayoría estatal YPF la que salió a poner blanco sobre negro al indicar que el atraso en los surtidores es del orden del 17 al 20%.

Fuentes de la compañía explicaron a Energía On que a lo largo del año los aumentos de precios corrieron por detrás de la inflación general del país y que salvo un breve período, entre noviembre del año pasado y enero de este año, se han mantenido por debajo de la paridad de importación.

En números

9 a 10 pesos es la actualización que debería aplicarse sobre el precio de cada litro para alcanzar el nivel de equilibrio.
62 pesos podría pasar a costar el litro de gasoil de tope de gama a raíz del atraso.

Esta paridad marca en líneas generales un valor por litro de nafta del orden de un dólar a 1,15 dólares y coincide con los números del atraso señalados por las autoridades de YPF.

De poder trasladarse a precios todo ese desfase el valor final de un litro de nafta súper en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) pasaría de los actuales 52 pesos a costar entre 61 y 63 pesos, mientras que en Neuquén capital se iría de los actuales 44 pesos a 52 ó 53,50 pesos por litro. Esta diferencia se debe por un lado a la aplicación de la “zona patagónica” de los combustibles que marca por ley una rebaja en los impuestos que pesan sobre los combustibles líquidos.

Pero también incide en este precio “de promoción” la concentración de mercado de la capital neuquina dado que a muy pocos kilómetros, como puede ser en Añelo, Plaza Huincul o en General Roca, el valor es superior y con una actualización del 17 al 20% pasaría a costar por litro entre 54,75 y 56 pesos.

El fin de la Zona Patagónica

En la vereda opuesta se encuentra el gasoil, en especial el de tipo premium, que no se elabora en la refinería de Plaza Huincul. De momento el precio por litro en Neuquén es casi dos pesos superior al que se registra en CABA, y en localidades como Roca es aún mayor, alcanzando los 53,14 pesos.

Esta situación opuesta en los valores del gasoil premium, que también se registra en los de corte normal, se debe a la flexibilización que se hizo de la denominada “Ley Pichetto” para los combustibles en una zona patagónica que en realidad comienza al sur de la provincia de Buenos Aires.

La modificación fue introducida en diciembre de 2017 cuando se aprobó la reforma tributaria nacional, contemplando en este caso la supresión de la mitad del descuento de impuestos de los que gozaba el sur del país.

Desde esa modificación a la fecha las operadoras habían logrado mantener los precios más baratos en la región sur, pero con la última suba autorizada el mes pasado las firmas hicieron borrón y cuenta nueva y dejaron con compensar con precio la reforma impositiva.

Con la actualización que debiera darse a partir de noviembre en los surtidores el precio del gasoil premium en Neuquén alcanzaría nuevamente la paridad de importación al pasar a costar entre 60,75 y 62 pesos, siempre por litro.

Las compras de combustibles cayeron más de un 6% en los últimos meses.

Mientras que en la ciudad de Buenos Aires estaría rozando por debajo dicha paridad dado que el valor podría continuar siendo inferior al de la zona patagónica, con un precio final de entre 58,55 y 60 pesos por litro.

Lo cierto es que una vez que finalice el plazo de vigencia del DNU 566/19 y sus modificatorias, hay un interrogante extra que volverá a entrar en escena y que es la actualización de los impuestos nacionales.

El Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) prevé subas trimestrales acordes a la inflación general de precios registrada en el país, pero desde mediados de año no ha podido ser aplicado por lo que resta definirse qué será del impuesto en la etapa del descongelamiento.

Los otros dos factores que pesan en la determinación del precio de los combustibles son los que hoy están congelados: la cotización del dólar y el valor internacional del Brent, como referencia del petróleo argentino.

La disyuntiva de subir los precios o vender más

La recesión en el país y la crisis macroeconómica en general llevaron en los últimos meses a una caída en las ventas de combustibles a lo largo y ancho del país.

En las estaciones de servicio se han detectado nuevas tendencias sintomáticas de la crisis como son el incremento de las compras con tarjetas de crédito y también el paso de los consumidores de los combustibles premium a los de corte más económico.

Esta es la disyuntiva que además deben analizar las petroleras a la hora de definir sus nuevos precios en surtidor, dado que todo salto que den las pizarras impactará negativamente en sus volúmenes de ventas finales.

Esta es una de las principales razones por las que desde YPF fueron críticos con la medida de congelamiento que dispuso el gobierno nacional, dado que se advirtió que el control en los precios que se buscó dar con el DNU podría haber sido gestionado desde las mismas petroleras sin la necesidad de generar un decreto cuyo daño está aún por verse.

Es que si bien los usuarios ven la punta del iceberg que son los precios de combustibles, el congelamiento se aplicó en realidad sobre el valor del barril de petróleo.

 

Fuente: Rio negro