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La generación de energía a partir de fuentes renovables es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo: se da por descontado que si no logramos impulsarlas lo suficiente se hará imposible cumplir con el Acuerdo de París, controlar el aumento de la temperatura global y, a futuro, asegurar nuestra subsistencia. Pero también es una oportunidad económica: el año pasado, empresas e inversores en todo el mundo destinaron al sector u$s273.000 millones. La cifra marca un retroceso de 12% respecto a 2017 pese a que los fondos de la década actual triplicarán a la de la anterior.

En 2018, las energías renovables recibieron tres veces más apoyo financiero que los combustibles fósiles, según recabó el informe “Tendencias mundiales en inversión en energía renovable”, coordinado por la ONU y producido en conjunto por la Escuela de Fráncfort y BloombergNEF.

La energía solar continuó siendo el sector más atractivo, con inversiones por u$s3.000 millones, el doble que la eólica, aunque en los mercados de EEUU las acciones tuvieron resultados débiles, en medio de una caída general. Mientras que el S&P 500 y los índices Nasdaq cayeron 5% y 7% respectivamente, el índice NEX, que sigue a un centenar de firmas dedicadas a energías limpias, perdió un 21%.

Aunque con una salvedad. Muchas empresas listadas allí, como Tesla y BYD, no están abocadas directamente a la generación de renovables y otras, por poseer al mismo tiempo activos fósiles, están excluidas. Al final de cuentas, entre las 20 compañías más grandes solo figuran tres de los principales fabricantes de aerogeneradores y uno solo de módulos fotovoltaicos.

Argentina resistió

El 2018 fue el quinto año consecutivo en que la inversión en capacidad de energías renovables global superó los $250.000 millones. Pese a que la cifra marca un retroceso de 12% respecto al año anterior, los analistas señalaron que la merma aún no es una señal para alarmarse en un escenario en el que energía renovable, particularmente la solar fotovoltaica, se vuelve cada día más barata.

En Sudamérica, la inversión arañó los u$s13.000 millones. El documento destaca la performance de Argentina, que con u$s1.900 millones registró un aumento del 15%, gracias en gran medida a la financiación de proyectos adjudicados en las subastas del programa RenovAr de 2016 y 2017. En nuestro país, el dinero se movió sobre todo a los proyectos eólicos (u$s1.3 mil millones) y solares (u$s518 millones). Aunque, de ahora en más, la crisis económica y las incertidumbres política proyectan una duda sobre el futuro.

Entre los vecinos. Brasil sufrió una caída en las inversiones renovables del 44% (u$s3.400 millones, el registro más bajo desde 2005) y en Chile disminuyó el 38% (u$s1.300 millones, inferior al promedio de los últimos cinco años).

A nivel mundial, el gran jugador una vez más fue China, con inversiones por u$s88.500 millones, seguida por Europa (u$s59.900 millones), Estados Unidos (u$s 42.800 millones), Japón (u$s 17.600 millones) e India (u$s 11.000 millones).

Una década que triplicó a la anterior

Entre 2010 y 2019 las inversiones globales en renovables (excluyendo grandes centrales hidroeléctricas) ascendieron a más de u$s2.6 trillones, más del triple de la cantidad en la década anterior, y la capacidad de generación se cuadruplicó, de 414 GW a 1.650 GW. En ese punto, la solar se multiplicó a un ritmo asombroso: respecto a 2009, aumentó 26 veces.

Con u$s758.000 millones comprometidos, China será el principal país en términos de sumas invertidas durante la década actual. Lo seguirán EEUU, con u$s356.000 millones y Japón con u$s202.000 millones. Aunque Europa, en su conjunto, invertirá u$s698 mil millones, con Alemania liderando con unos u$s180.000 millones.

<p>Con u$s758.000 millones, China será el gran jugador de la década.</p>

Con u$s758.000 millones, China será el gran jugador de la década.

En este lapso, la competitividad de las energías renovables experimentó una mejora radical: los costos para la energía solar fotovoltaica se redujeron 81% y para la generación eólica en tierra un 46%, gracias a una combinación de fabricación a escala, feroz competencia a lo largo de la oferta cadena, la introducción de subastas en muchos países y menores intereses de financiamiento. Pero no hay perder de vista lo importante, más allá de los dólares invertidos y las ganancias alcanzadas: las renovables generaron este año el 12,9% de la electricidad mundial y evitaron la dispersión de 2.000 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.

Un dato para inyectar una dosis de optimismo en una situación dramática: hay que recordar que las energías fósiles siguen allí, y el documento señala que es probable que las emisiones contaminantes del sector energético mundial hayan aumentado en el período al menos un 10%.

Un futuro seguro y sostenible exigirá descarbonizar a tiempo los sectores de energía, transporte y calefacción, y limitar el calentamiento global a 2° o, en un escenario ideal, a 1,5°. Para lograrlo se necesitará todavía más inversión.

Fuente: Ambito