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Desde Alta Gracia (Córdoba) – Ford Argentina lanzó hoy  la venta la nueva Ranger Raptor (ver equipamiento y precio). La presentación se realizó en La Fortaleza, la sede de Berta Competición. Y la marca del Óvalo aprovechó el evento para homenajear a Oreste Berta, por sus años de relación en el mundo de la competición.

El diálogo completo se reproduce a continuación.

-¿Cuándo comenzó la relación de Oreste Berta Competición con Ford?
-Fue un día de mediados de los años ’90, cuando apareció Gastón Perkins con gente de Ford Argentina. Nosotros ya teníamos mucha experiencia corriendo en el TC2000 y nos acercaron la propuesta de hacernos cargo del equipo oficial Ford. Fue una relación muy linda, donde logramos cinco campeonatos entre 1997 y 2005, con Henry Martin, Daniel Cingolani y Gabriel Ponce de León. Pero una cosa fue esto que hice con Ford Argentina y otra cosa fue la relación que tuve con Ford en Estados Unidos.

-¿Es cierto que usted trabajó como consultor de la casa matriz de Ford Motor Company?
-Sí, es cierto. Fui consultor de la división Ford Advance Research, que se encargaba de temas muy variados, desde el desarrollo de motores de competición hasta problemas puntuales con motores de vehículos de calle. Y me llamaban a mí cuando surgían algunos problemas y necesitaban una opinión de afuera.

-¿Y sobre qué tipo de problemas lo consultaban?
-Por ejemplo, me consultaron cuando tenían el equipo de Jaguar de Fórmula 1, también con problemas de consumos de los motores de autos de calle y trabajos de perfeccionamiento de piezas para mejorar el desempeño. Todavía en mi oficina tengo algunas de esas piezas que desarrollamos para Ford de Detroit.

-¿Para qué motores eran esas piezas?
-Eran para motores V6 de Jaguar. De ahí surgió una anécdota muy curiosa. Una vez llegó un camión hasta la puerta de La Fortaleza con la orden de dejar 32 motores Jaguar V6. Yo lo recibí al camionero y le expliqué que yo no había encargado nada. El hombre me mostró todos los papeles y me explicó que era un regalo de Ford Motor Company: habían pagado el envío, los trámites aduaneros y el flete hasta Córdoba. Era un obsequio de Ford por el trabajo que había hecho para ellos. ¡Treinta y dos motores V6! ¡Qué iba a hacer yo con todo eso! Y así nació la idea de ofrecerle los V6 al Top Race. Son esas cosas que uno nunca puede llegar a imaginarse.

-¿Cómo surgió esa relación con Ford Advance Research?
-Nació por una consulta que yo realicé a Estados Unidos para la preparación de competición que hacíamos con los motores Ford Zetec. Llamé al conmutador de la casa matriz de Dearborn, pregunté por Ford Advance Research y me pasaron con un ingeniero. Le expliqué quién era y lo que nos estaba pasando. Mirá lo que son las cosas, perdón por la digresión, pero justamente esta persona, llamada Novak, me mandó anoche un mail muy amable para saber cómo estaba yo (Oreste muestra el mail en su veterano iPhone 5C para mostrar que es verdad). Bueno, la cuestión es que, cuando escucharon mi consulta, se interesaron por el tema y me invitaron a viajar a Dearborn. Fui hasta allá y me mostraron todo en lo que estaban trabajando, incluso algunas cosas muy secretas. Y me hacían preguntas. Y yo contestaba con mi opinión. Cuando volví a Córdoba me empezaron a llamar por teléfono, para consultarme por otros temas.

-¿Y cuándo se formalizó esa relación profesional?
-Un día, después de muchas llamadas, me dijeron que teníamos que firmar un contrato y ponerme un sueldo. La verdad es que yo ya estaba muy contento con esa relación, porque cada vez que iba a Dearborn me volvía con un montón de regalos: piezas, instrumental, fotocopias de libros. ¡Kilos de fotocopias! Me abrieron la puerta de la Biblioteca de Ingeniería de Ford, que es un lugar reservado, donde tienen documentación de desarrollos propios y de la competencia. ¡Para mí era como estar en Disney! Me pasaba horas revolviendo libros y documentos. Me volvía con fotocopias de todo lo que me servía para trabajar en Córdoba. Pero ellos insistían en ponerme un sueldo y llegamos a un acuerdo muy conveniente. Ellos decían que con lo que me pagaban a mí se ahorraban millones de dólares en desarrollo, así que siempre fueron muy generosos. Ellos decían que me pagaban para que yo pensara. Pero lo más lindo para mí era tener las puertas abiertas a toda el área de Desarrollo de Ford.

-¿Usted también trabajó como consultor de Cosworth, la firma de competición que Ford compró en Gran Bretaña?
-La cosa fue así. Ford me mandó como su representante a charlar unas cuestiones técnicas con Cosworth. Pero, cuando llegué a Inglaterra, no me querían dejar pasar. Resulta que Cosworth es propiedad de Ford, pero tienen un contrato para conservar la confidencialidad de sus proyectos, así que no querían que yo viera nada. Finalmente los de Ford les pidieron que me dejaran pasar y también terminé muy amigo con la gente de Cosworth. El trabajo siempre era el mismo: me planteaban problemas que tenían y yo ofrecía soluciones.

-¿Y eran problemas complejos?
-No tanto, una vez estaban haciendo unas mediciones del rendimiento de un motor para el Jaguar de Fórmula 1 y yo los miraba desde afuera. Empecé a ver lo que estaban haciendo y estaban aplicando mal el método de medición. Me acerqué al jefe, le expliqué el error que estaba viendo y, efectivamente, estaba siendo mal aplicado. No eran temas complejos. Son cosas que hasta un chico puede resolver.

-¿Un chico llamado Oreste Berta?
-¡Qué se yo! A mí me encantan esos problemas y me divierte resolverlos. Yo me divierto como un chico.

Entrevista de Carlos Cristófalo

 

Fuente: AutoBlog